Adoro los coches clásicos. Tienen tanta personalidad. Quién no recuerda el Porsche 550 Spyder de James Dean.
O a Herbie, el Volkswagen Beetle que corría como un Ferrari.
Mi abuelo tenía un Seat 600, ojala lo hubiera podido conservar. Qué recuerdos con aquel cochecito verde llevándonos a la playa tantas veces a todos los primos.
Si como a mí os gustan los coches clásicos, podéis verlos y fotografiarlos este mes en diferentes ferias en Andorra, Barcelona, Valencia y en Bilbao en noviembre.
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